Los límites de la dialéctica - José María Ripalda
Sí, los filósofos tendemos a ponerles comillas a las palabras, porque no nos las creemos a primera vista. Por oficio sabemos que no
disponemos sin más de ellas ni de nosotros; y que el esfuerzo dereapropiarnos a nosotros mismos es, además de un problema político, una tarea imposible, pero también necesaria: que pensar significa no partir de conceptos que se dan por sabidos; que imaginar significa no detenerse con respeto ante las fachadas representativas, niaceptar la estetización de la política y el pensamiento, para reflejarseen ella. Lo plausible y bonito no es criterio de verdad, la ética individual es compatible con la inmoralidad colectiva. Repetir no es pensar, pensar no se consume, pensar requiere tiempo. Y pensar requiere también a ello dedicó Hegel su filosofía un cierto aquí y
ahora; la pretensión de intemporalidad y universalidad es ella misma temporal y más local de lo que se quiere creer en nuestros modernos devocionarios.
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