Los fundamentos de toda
universidad son la crítica y la creatividad, y Andrés Oppenheimer es uno de los que retoma esa idea, por
eso habla de innovación en todas sus dimensiones. Y para él, como para muchos
economistas, los que innovan son los que están mejor económicamente. Pero habla
de una economía mental, de ahí que hace referencia a la cotización mental que
cada vez adquiere más peso, antes que el trabajo manual y las materias primas,
que en la actualidad cobran menos importancia. Y es interesante y llamativo
este autor porque en el fondo te motiva a repensar la educación en nuestro
país, del porque nuestras universidades no enseñan, como debería ser, es decir;
una educación critica, donde los estudiantes sean los artífices de su
formación, por eso, aprender a pensar, a resolver y construir conocimientos.
Pues considero que toda universidad debe tener por base educativa el ser
crítico con la realidad y además creativo, que proponga y resuelva problemas,
cualquiera sea el método o técnica adoptada. Para eso, la formación pedagógica,
debe ser un componente fundamental en la capacitación y formación de los que
desean ser docentes. Ahora, esta pedagogía no debe desvincularse de la realidad
social, como ocurre en algunos casos (docentes por necesidad económica en la
universidad, refugio de desempleados en la universidad, quiero decir, vocación
o equivocacion) tecnológica y cultural. Estas dimensiones son las que definen a
una universidad. Pero si esto no se tiene en cuenta, las universidades seguirán
siendo “fábrica de profesionales”, donde solo se da lo necesario, sin ninguna
innovación al estudiante. Y ahí es donde nos falta mucho por crecer.
Para que eso no ocurra, el rol o el papel que juega el docente son
importantes, porque es quien debe ayudar a que los estudiantes pasen de la
asimilación, o del uso puramente instrumental de la información, al uso
eficiente, ético y responsable de la información. Y en este los protagonistas
son los docentes. Muchas veces me pregunte de estudiante, incluso hoy que sigo
siendo estudiante ¿será que están cansados? ¿Será que están aburridos, o
simplemente la docencia es un filtro para llenar un vacío económico, y los estudiantes
pasan a un segundo plano?
Cuando uno lee los objetivos de las carreras te hacen soñar, pero cuando ya
estás en la carrera viene la decepción académica. Por muchas razones (falta de
preparación del docente, impuntualidad, carácter autoritario, problemas de
siempre ejemplo carrera de derecho en la UMSA), razones que van más allá del
solo suspiro de justicia, razones que dependen de la voluntad humana. Ahí
habría que preguntarse, ¿tendré voluntad para enseñar, nací para esto, para ser
docente? No por nada un periódico británico the
times, dijo que las peores universidades están en Latinoamérica, y uno se
pregunta ¿son tan malas las universidades latinoamericanas? Entonces ¿para qué
estudiar o hacer algo en una universidad latinoamericana?
Esta llamada de atención debe servir para generar nuevos modelos de
desarrollo pedagógico, como dice el discurso indigenista, construir un tercer
modelo epistemológico. Un modelo que responda a la necesidad de la región o del
país en este caso. Y eso, tal vez logre formar a estudiantes críticos,
estudiantes que sepan pensar, etc.
Finalmente no me animaría decir, que todas las universidades o todas las
carreras del país son malas y no enseñan a pensar, debe haber alguna que se
salva, lo único que nos queda en este momento es dar tal vez una humilde
opinión, ya que la realidad boliviana es diversa, el simple hecho de salir a la
calle te demuestra este hecho, al tropezarte con nuevos fenómenos, y uno cree
que lo había conocido. Esa es la famosa paradoja donde uno cree que en las
universidades se encuentran profesores sabios, que son al mismo tiempo pésimos
maestros.
Atte. Santos Diamantino