martes, 17 de marzo de 2015

REFLEXIONES ENTORNO A LA UNIVERSIDAD

Los fundamentos de toda universidad son la crítica y la creatividad, y Andrés Oppenheimer es uno de los que retoma esa idea, por eso habla de innovación en todas sus dimensiones. Y para él, como para muchos economistas, los que innovan son los que están mejor económicamente. Pero habla de una economía mental, de ahí que hace referencia a la cotización mental que cada vez adquiere más peso, antes que el trabajo manual y las materias primas, que en la actualidad cobran menos importancia. Y es interesante y llamativo este autor porque en el fondo te motiva a repensar la educación en nuestro país, del porque nuestras universidades no enseñan, como debería ser, es decir; una educación critica, donde los estudiantes sean los artífices de su formación, por eso, aprender a pensar, a resolver y construir conocimientos.
Pues considero que toda universidad debe tener por base educativa el ser crítico con la realidad y además creativo, que proponga y resuelva problemas, cualquiera sea el método o técnica adoptada. Para eso, la formación pedagógica, debe ser un componente fundamental en la capacitación y formación de los que desean ser docentes. Ahora, esta pedagogía no debe desvincularse de la realidad social, como ocurre en algunos casos (docentes por necesidad económica en la universidad, refugio de desempleados en la universidad, quiero decir, vocación o equivocacion) tecnológica y cultural. Estas dimensiones son las que definen a una universidad. Pero si esto no se tiene en cuenta, las universidades seguirán siendo “fábrica de profesionales”, donde solo se da lo necesario, sin ninguna innovación al estudiante. Y ahí es donde nos falta mucho por crecer.
Para que eso no ocurra, el rol o el papel que juega el docente son importantes, porque es quien debe ayudar a que los estudiantes pasen de la asimilación, o del uso puramente instrumental de la información, al uso eficiente, ético y responsable de la información. Y en este los protagonistas son los docentes. Muchas veces me pregunte de estudiante, incluso hoy que sigo siendo estudiante ¿será que están cansados? ¿Será que están aburridos, o simplemente la docencia es un filtro para llenar un vacío económico, y los estudiantes pasan a un segundo plano?
Cuando uno lee los objetivos de las carreras te hacen soñar, pero cuando ya estás en la carrera viene la decepción académica. Por muchas razones (falta de preparación del docente, impuntualidad, carácter autoritario, problemas de siempre ejemplo carrera de derecho en la UMSA), razones que van más allá del solo suspiro de justicia, razones que dependen de la voluntad humana. Ahí habría que preguntarse, ¿tendré voluntad para enseñar, nací para esto, para ser docente? No por nada un periódico británico the times, dijo que las peores universidades están en Latinoamérica, y uno se pregunta ¿son tan malas las universidades latinoamericanas? Entonces ¿para qué estudiar o hacer algo en una universidad latinoamericana?
Esta llamada de atención debe servir para generar nuevos modelos de desarrollo pedagógico, como dice el discurso indigenista, construir un tercer modelo epistemológico. Un modelo que responda a la necesidad de la región o del país en este caso. Y eso, tal vez logre formar a estudiantes críticos, estudiantes que sepan pensar, etc.  Finalmente no me animaría decir, que todas las universidades o todas las carreras del país son malas y no enseñan a pensar, debe haber alguna que se salva, lo único que nos queda en este momento es dar tal vez una humilde opinión, ya que la realidad boliviana es diversa, el simple hecho de salir a la calle te demuestra este hecho, al tropezarte con nuevos fenómenos, y uno cree que lo había conocido. Esa es la famosa paradoja donde uno cree que en las universidades se encuentran profesores sabios, que son al mismo tiempo pésimos maestros.
Atte. Santos Diamantino