jueves, 1 de septiembre de 2016

¿FILOSOFIA ANDINA?



Filosofía Andina: critica a la construcción discursiva
Por Santos Diamantino[1]


Hoy en día se ha puesto en boga el discutir lo propio y lo ajeno, lo que es y no es algo. Y uno de los temas que está trayendo pelea al interior de algunos círculos de intelectuales urbanos es la posibilidad de la existencia de una Filosofía Andina. Para ello, se han dado diversos esfuerzos tanto de intelectuales que pretenden provocar a la comunidad lectora, como de colectivos políticos que tocan temas como; la integración de la diversidad, pensamientos en la cultura indígena, racionalidad occidental y racionalidad andina, temas concernientes al buen vivir, proyectos históricos de los andes y otros temas que concentran la atención de estos círculos académicos.
No obstante, no se preguntan, qué entienden por filosofía, si este concepto es aplicable a esta parte del mundo. Más aún tampoco determinan qué es lo andino, ¿un círculo político, una parte geográfica, si es así de dónde a dónde corresponde lo andino? Dicotomías que no son claros en estos textos de Filosofía Andina. Además de mostrar una escisión entre la teoría y lo considerado real en la percepción de la comunidad de seres humanos; y como camuflaje simplemente se afirma “nadie tiene la verdad”.
Otro aspecto importante a reflexionar es ¿Quiénes pueden hacer filosofía andina?, ya que muchos se atribuyen potestades por sus vinculaciones políticas o por su orígenes identitarios. Algunos simplemente prefieren hablar desde los textos. Estos son algunos problemas que a simple vista están presentes y sin discutirse de manera seria y argumentativa.
Algunas puntualizaciones, considero que la filosofía es una actividad humana, que no le importa si es o no de una cultura, ya que filosofar es más que un instrumento metodológico. Su objetivo es resolver inquietudes humanas, el porqué de la existencia humana, el lugar del ser humano en esta tierra. Curiosidades que en toda comunidad de hombres se busca responder. Desde ese punto de vista hay la existencia de la filosofía en todas las comunidades humanas de esta tierra, sólo con diferentes matices, tal como se puede apreciar en la arquitectura, en el idioma, en las artes y la vida social en general. Aunque hay quienes dicen que hacer filosofía solo les compete a los griegos, a quienes se les atribuye la propiedad de la palabra. Entonces, también habría que decir; que la poesía o la arquitectura ¿sólo es asunto de griegos, puesto que estas palabras tienen dicha raíz?
Si fuese este el razonamiento, deduzco que no se va poder cimentar una filosofía andina, por creer que es importante seguir los cánones del pensamiento occidental, para determinar que algo es algo, negando de alguna manera la libertad de pensamiento. Idea que en sí misma va en contra del carácter filosófico, por segregar, por tratar de diferenciarse en supuestos naturales. Además de cimentar divisiones en la sociedad, jerarquías sociales, atribuidos a características y normativas específicas de una supuesta sociedad alta.
Imprescindible es identificar elementos que ayuden a conocer el carácter de los pueblos, el estilo, su estética, la diversidad de subjetividades para hablar de una filosofía “X”. Solo así, es, cómo vamos a hallar y poder afirmar que efectivamente existe una filosofía andina; ya que los filósofos nos hemos acostumbrado a querer universalizar todo, sin reflexionar la diversidad de subjetivismos que existe en este mundo, y queremos enunciar desde la simple observación lo que es filosofía andina.
Para hacer filosofía andina es fundamental conocer la realidad del que vive en los Andes. Una construcción teórica que compruebe lo que se dice. Afirmar algo o negar algo de manera simplista no es suficiente, ya que eso, nos somete a más complicaciones. Una filosofía andina que diga quién afirmó tal idea y porqué, dónde obtuvo esa idea, ya que no todas las culturas son homogéneas. Se puede hacer una crítica desde los libros que escriben sobre el ande, pero no es aconsejable, porque la realidad humana va en evolución (cambio de condición social) todo el tiempo, similar a la ciencia informática.
Es preciso tener claro, la idea de que la racionalidad andina no opera con la “lógica científica oficial”, sino, que trabaja con formas simbólicas, y no de manera conceptual como el pensamiento occidental. De ahí su pelea en los estratos políticos por la reinserción de lo simbólico en el imaginario social de la educación. Para eso hay que entender su vida natural, su espacio geográfico y social. No se puede determinar una filosofía andina desde el centro de un área urbano, ya que no vislumbra lo considerado culturalmente andino. Al mismo tiempo que es más complicado determinar qué acciones pertenecen a la cultura de un pueblo y que no. Donde se puede argüir con certeza que la globalización ha hibridado todo, logrando un mareo conceptual, una pelea sin fin de lo propio y lo ajeno.
Desde la ciudad no se puede entender el concepto de hombre (mundo occidental = centro, mundo andino = elemento que integra a la tierra, por eso cuida la naturaleza, “aunque eso es relativo para el accionar del mundo aymara”). El hombre para el andino no es un ser aislado, sino, colectividad. No se pierde en paradigmas especulativos de la razón, vive pragmáticamente, sin olvidar su relación con la naturaleza de forma recíproca (ejemplo; el andino abona la tierra para mejorar sus formas productivas, hacen descansar la tierra, etc.). En la filosofía andina hay nociones que no se pueden pasar por alto, como la complementariedad, el cual traduce la superación de la incomodidad de lo incompleto, por eso la dualidad varón y mujer. La noción de que el andino no mata a ningún Dios, sino, la considera hermano mayor. Si estos elementos que son mínimos no entendemos, desde el ser del que vive en el campo, se habrá dicho y escrito mucho, pero se habrá dicho poco.

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[1] Lic. En Filosofía y Antropología de la U.M.S.A.

viernes, 26 de agosto de 2016

LO QUE NO IMPORTA A DOCENTES NI ESTUDIANTES DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR (El trabajo)



Por: Santos Diamantino

La educación superior es un espacio de tremenda responsabilidad, y tiene sus repercusiones en todos los planos de  la sociedad. Hay una larga lista de profesionales nuevos que engordan la lista de desempleados. En la actualidad del 100%, el  50 % son jóvenes que están entre los 25 y los 30 años en busca de trabajo. Hasta enero de 2016 (Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario), se observó que la falta de oportunidades de trabajo para nuevos profesionales es una deficiencia gubernamental del Estado boliviano. Hoy en día el contar con una licenciatura u otro grado académico no es garantía de nada. No es un aspecto que garantice encontrar empleo.
Ahora, no es este un elemento determinante, también hay elementos como la insuficiencia académica que es un obstáculo para desarrollar bien su vida profesional; ya que el mundo en el que vivimos va en constante desarrollo y exige más preparación. El estudiante de hoy, considera que falta formación de parte de docente, de administración, que hay pobreza a nivel práctico. La universidad se acostumbró a realizar mucha teoría.
Por otro lado, en ciertas áreas de especialización hay una saturación (Fundación para la producción y la universidad privada), sobre todo aquellas relacionadas a la contabilidad, la administración de negocios, vías jurídicas, etc. Las que mayor matricula atraen, y de las que hay, mayor oferta de trabajo. Esto no permite que haya una conexión entre la decisión estudiantil y la condición laboral.
Según Alberto Viarreque (UCB), “profesionales con grado de licenciatura, masterado, incluso doctorado, no encuentran un sitial en la sociedad. Lamentablemente las universidades han dejado de tener un Plan Nacional de Desarrollo Universitario. Sus expectativas y desenvolvimientos son: de acuerdo al lucro, al mercado. Entonces, instalan carreras que no son relevantes, no son necesarios, que no atacan las necesidades y problemas. Por eso cuando un profesional sale, no sé qué hacer, y no hay quien lo contrate, tenemos profesionales manejando taxis, que no saben qué hacer.” (2013)[1]
La crisis de la demanda laboral, hace que el estudiante elija carreras que permitan el autoempleo (Derecho, Ingeniería, Medicina), aunque esto no permita la comodidad humana. Esto ha causado que muchos profesionales abaraten costos de servicios. En la actualidad existen 59 universidades autorizadas, entre públicas y privadas, la mayor parte son privadas (algo más de 40). Hecho que ha contribuido a la democratización de la Educación Superior. El problema está en la formación de los estudiantes.
La educación superior en Bolivia está en crisis, las universidades presentan poco aporte a la sociedad. Las razones: la falta de inversión en ciencia, la falta de infraestructura adecuada, el insuficiente uso de la tecnología, la deficiente formación docente, salarios bajos, y la baja preparación de estudiantes, hace que no progrese Bolivia. En ese medio de inquietud es que buscan un título profesional como medio de vida.
Pero el problema es, ¿si los profesionales de hoy, son capaces de responder a las exigencias y desafíos que se les planteen en el Futuro? ¿Las universidades tendrán la capacidad de proporcionales las herramientas para enfrentar con responsabilidad y compromiso profesional el futuro?


Lo que sucede hoy en las aulas se refleja en el mañana de un país. 




[1] Véase la nota en el link https://www.youtube.com/watch?v=upMGC_-5nbg, Reportaje Educación Superior en Bolivia, Periodista; Henry Angulo, cámaras Javier Alcoba. 15 de abril de 2013.

miércoles, 13 de julio de 2016

H.C.F Mansilla: La Bolivia que no cambia


H.C.F Mansilla: La Bolivia que no cambia

“Yo creo que los indianistas, bajo esa apariencia radical de modificar todo, en el fondo lo que quieren es preservar valores muy antiguos y muy convencionales, jerárquicos, verticales, autoritarios, machistas, que vienen de muy atrás, pero ahora con un aspecto revolucionario del cambio total.”
En mi caso, para conseguir una entrevista exclusiva con H.C.F. Mansilla, el pensador contemporáneo más brillante que tiene Bolivia, necesité tragarme el orgullo de por lo menos tres rechazos sin derecho a réplica, vencer una prueba de escritura y, obviamente, tener el respaldo de una marca como es el periódico Los Tiempos.
Una vez roto el hielo y en un encuentro en vivo y directo (Mansilla estuvo en Cochabamba días atrás para participar de un seminario sobre René Zavaleta), este prominente intelectual se muestra tan fascinante como lo es su pensamiento.
Empiezo la entrevista preguntándole qué opina de los cambios drásticos que ha sufrido Bolivia en la última década y responde sin dudar: “Yo supongo, al contrario de lo que usted dice, que el país ha cambiado muy poco en las últimas décadas y que arrastra tradiciones, puntos de vista, normas de comportamiento, pautas de orientación que son más o menos las mismas desde hace muchísimo tiempo. Lo que cambian son pequeños aspectos exteriores, por ejemplo, un Gobierno puede ser más afecto en la teoría a cuestiones indianistas, a resaltar valores de las culturas aborígenes, puntos de vista ancestrales, pero eso creo yo que es lo superficial”.
Mansilla hace una pausa breve e inmediatamente ejemplifica su posición: “Quiero mostrarle, por ejemplo, algunos aspectos de lo que no cambia a través de siglos. En la época de la colonia, por ejemplo, lo más usual era la instrumentalización del Poder Judicial por el Poder Ejecutivo. La inmensa mayoría de toda la documentación existente en el Archivo de Indias, son quejas, agravios de la población contra el mal funcionamiento de juzgados y fiscalías y, al mismo tiempo, son quejas sobre cómo el Estado, las autoridades del momento, oidores, la administración virreinal, hacían que la justicia realmente siempre falle a favor de los que tenían buenos contactos con el Poder Ejecutivo y creo yo que esta instrumentalización del Judicial por el Ejecutivo se ha mantenido vigorosamente hasta hoy, y más bien en los últimos diez años ha tenido un renacimiento notable”.
Para el enemigo la ley
Según H.C.F Mansilla, doctor en Filosofía por la Universidad Libre de Berlín, otro aspecto ligado al anterior es la continua vigencia del principio virreinal de “al amigo todo, para el enemigo la ley”. Es decir, “la idea de la discrecionalidad, al amigo, al aliado, al allegado, se le permite prácticamente todo. En cambio, al enemigo basta con aplicarle los instrumentos de la ley, con lo cual la ley viene a quedar como algo negativo, como algo horrible que se aplica sólo en casos extremos”.
“Otra cosa que no ha cambiado gran cosa —abunda Mansilla—, es la cantidad de trámites a los que está sujeto el ciudadano común. También en la colonia había una enorme cantidad de protestas que se debía al carácter muy enrevesado y complicado de la burocracia colonial, y aquí hay ciertas instituciones que no han variado gran cosa. Me refiero, por ejemplo, a Derechos Reales, que es una institución extremadamente complicada y, obviamente, los más interesados en que no cambie nada, es esa hermosa fauna de gestores, abogados; es decir, de los que viven aprovechándose de que los normales litigantes no tienen ni tanto tiempo ni tanto dinero para perder haciendo los trámites correctamente; entonces, ellos, igual que en la colonia, se aprovechan de esa situación”.
La mala educación
Otra cosa que en Bolivia no ha cambiado nada, según este pensador, es la mala conformación de la educación en general y de la universidad en particular. “Ambas instituciones siguen siendo memorísticas, siguen teniendo una tendencia muy fuerte a no tratar temas que tiene que ver con otras culturas, o sea muy cerradas por las montañas que al mismo tiempo protegen, pero también aíslan del mundo exterior. Entonces, en los campos de la educación, del funcionamiento normal, de las funciones estatales, en el caso concreto del Poder Judicial, se arrastran, creo yo, tradiciones que vienen de muy atrás y que no han cambiado nada”.
Con dos libros publicados este 2016 en Rincón Ediciones: “Filosofía Occidental y Filosofía Andina” y “Las raíces conservadoras bajo las apariencias radicales en América Latina”, Hugo Celso Felipe Mansilla Ferret, asegura que otro aspecto que en Bolivia no ha cambiado nada en las últimas décadas, es “la arrogancia de los que detentan ocasionalmente el poder y empiezan siempre como amigos del pueblo, como fue el caso del 52 con el MNR y del 82 con la UDP, y terminan conformando élites extraordinariamente privilegiadas y alejadas de los intereses del pueblo llano”.
Educación y cambio
El pueblo, la gente que camina en las calles, siempre espera que las cosas que están mal cambien. ¿Qué se necesita para que una sociedad se transforme? “Estimada señora Gonzales —comienza respondiendo Mansilla—, no existe ninguna receta. Si hubiese una receta, ya se la habría aplicado en algún país del mundo. Una cosa fácil y simple, de efectos contundentes y rápidos, eso no hay. Lo que se puede pensar, siguiendo el modelo de cambio más exitoso, que es el de los países escandinavos en el siglo XIX o de Corea del Sur, Singapur en el siglo XX; es apostar por la educación, por un cambio real motivado por la modificación de pautas educacionales”.
Pero para eso —dice el pensador— hace falta una verdadera reforma, seria, sostenida en el tiempo “y no estas simples declaraciones líricas que han sido la reforma educacional de 1952 en adelante, bajo el MNR o las otras que ha habido en los últimos años, que en realidad no modifican gran cosa las pautas profundas de comportamiento de la población, que más bien tienden a consolidar lo de antes”.
Indianistas conservadores
“Por ejemplo, yo supongo, pudiendo equivocarme fácilmente —sentencia H.C.F. Mansilla—, que todas estas tendencias indianistas radicales de izquierda, en el fondo son muy conservadoras, en el sentido de que preservan, mantienen valores de orientación muy antiguos, con una pintada exterior, con un aspecto exterior radical, pero que en el fondo son muy conservadores. Esto me ha preocupado sobre todo en el caso del indianismo, he publicado un pequeño libro en la editorial Rincón Ediciones sobre este caso. Yo creo que los indianistas, bajo esa apariencia radical de modificar todo, en el fondo, lo que quieren es preservar valores muy antiguos y muy convencionales, jerárquicos, verticales, autoritarios, machistas, que vienen de muy atrás, pero ahora con un aspecto revolucionario del cambio total. Yo creo que en eso Bolivia es uno de los países relativamente más conservadores del mundo, junto con el ámbito islámico”.
(*) La autora es periodista.
Publicado el 11/07/2016 

miércoles, 1 de junio de 2016

EL SHOW UTÓPICO DE LA POLÍTICA BOLIVIANA.




EL SHOW UTÓPICO DE LA POLÍTICA BOLIVIANA.

 

Por Santos Diamantino.[1]

 

¿Lo que se expresa en el imaginario de la política boliviana es tangible en la realidad? Tiempo de cambio, proceso de cambio y otros mensajes son los que se emiten en el gobierno actual (M.A.S.). Tiempo en el que se retoma nociones como el de descolonización de la educación, a partir de ideas marxistas, no marxistas, populistas, indigenistas, indigenismos con tintes pachamamistas. Discusiones que ya fueron presentados en autores latinoamericanos como Pablo Cassanovas en los años 60. En Bolivia en autores como Fausto Reinaga en tanto discurso político y otros (que en este espacio no me es posible mencionar a todos). Tiempo pasado en el que al indígena se lo percibía como marginal en todos los procesos económicos, sociales y políticos. En el pasado ser indígena significaba ser pobre porque la población indígena de Bolivia estaba afectada proporcionalmente por la pobreza (tanto moderado como extremo). Actualmente ser indígena tiene otras connotaciones ideológicas.
            La viralidad de estas temáticas se dan a partir de 1978 hasta 2006. Bajo una consigna, construir un nuevo Estado, una nueva forma de hacer y ser gobierno. Más aún, cuando asume un presidente “indígena” la dirección de Bolivia. A partir de ello, la figura del que vive en el campo ya no es de un indio (pre-colonial, colonial, republicano), ni de un campesino (revolución del 52), ni de un campestre (racismo citadino). Se introduce otros conceptos en el léxico político; Indígena - Originario.
Es en ese sentido que el periodo 2006-2016, logra un cambio sustancial en las discusiones y en las consideraciones identitarias. En afines a un partido como es el M.A.S. que ven en la figura de Evo Morales, muchos elementos que según ellos, han reeducado algunas mentalidades del acervo político en decadencia como en emergencia. Por un lado está la imagen simbólica de lo que es el pueblo oprimido. Por otro esta la imagen de un ser que puede manipular un icono simbólico (originario) para fines personales.
Esta imagen, de la política dual se encuentra inmersa en la educación, en todos sus niveles estructurales (más visible en sus instituciones de Educación Superior). Reflejándose claramente en dos bandos; en personas que están de acuerdo con la participación histórica de Evo Morales en el poder, y en personas que consideran que Evo Morales, sólo es una imagen instrumental del poder.
La juventud que participa en universidades en su primer bando, considera que la figura del presidente Morales cambió la identidad de la Educación y del país, sintiéndose parte de este proceso. No obstante, las simples observaciones etnográficas, denotan que la necesidad biológica de existir, obliga al ser humano a ser parte de una colectividad política. Razones fundamentadas en la necesidad de trabajar para existir.
El segundo bando político considera que no se direccionó de forma holística al pueblo boliviano, sino, a una parte del pueblo boliviano. Instrumentalizando de forma perniciosa la figura de lo indígena-originario. Este elemento utilitario del M.A.S. ha permitido moldear a un buen número de personas que viven en el campo. Haciéndoles creer que su ideología no responde a una estructura occidental, sino lo contrario, a un sistema comunitario. No obstante, este supuesto es pernicioso para la misma gente, porque acomoda y encaja en el dibujo político del partido de gobierno. Sometiéndolas de forma inevitable a la globalización, a la “modernidad boliviana”.
El objetivo del gobierno actual es introducir en la mente del boliviano, una nueva visión de educación, una visión de ciudadano boliviano, donde supuestamente “todos” tienen su espacio. Fin, que según ellos, se “consolidó en la asamblea constituyente”, donde se reconoce a todas las etnias del país, sus valores, su filosofía, su convivencia, etc. La pregunta es ¿bastará con el reconocimiento? ¿Será suficiente que se grite en los discursos que ya son reconocidos y que antes no lo fueron?
Muchos analistas políticos, como no analistas consideran que hay una ruptura entre lo que se dice y hace. Existe el cambio de liderato, o la imagen de un supuesto indígena en el poder. Sin embargo, las estructuras, las formas administrativas siguen siendo coloniales. El proyecto político presentado está falto de crédito. Un buen porcentaje de la realidad boliviana, ha perdido la confianza en este supuesto llamado “proceso de cambio”, ya la nueva generación formada en ámbitos políticos como no, necesita creer sabiendo que es así, no lo contrario, porque fue y es posible creer sin saber, pero no se puede saber sin creer.
El simple hecho de retomar el discurso político de la educación, se torna en un debate abierto. Se concientiza a la academia, como a las personas que no participan de la misma, que al indígena-originario no se lo usa como un recurso electorero, sino que se lo toma como parte del proceso que Bolivia vive, “proceso de cambio”. En el diálogo de los diversos espacios sociales, la nueva generación emergente afirma que esto no es así, preguntándose, ¿Hasta qué punto, se toma la participación de indígenas en el poder? ¿Cómo participa el indígena-originario del gobierno llamado “indígena”? ¿Su participación es libre, es abierta a nuevas propuestas? ¿Se toma realmente las tradiciones culturales como paradigma político, o sólo es un discurso, una instrumentalización de la cultura para mantener el poder de un partido político?
El vicepresidente en el discurso del 2016 afirmó que los indígenas son constructores y partes de este proceso, un discurso que en sí mismo, aglutina políticamente a toda Bolivia. No obstante, en la estructura gubernamental muy pocos participan de sus ministerios. Además de incluir un carnet a fin al partido, sin olvidar que muchos de sus ministros no son, ni hablan una lengua indígena-originaria. Entonces lo que se dijo anteriormente es real, es decir; hay ruptura entre lo que se dice y hace en la política del M.A.S.
En el plano educativo, se lanzó varios enunciados; se afirmó que la educación es democrático, porque el mismo gobierno “tiene estas características”, repitiendo, la democracia es el gobierno de los pueblos y no del mercado. Se asevera que se pasó del genocidio a la inclusión del indio, que se hizo un esfuerzo por recuperar los valores culturales, que hay avances en la visibilidad del movimiento indígena campesino. Efecto que se vio reflejado en la constitución de un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario. Frente a ello, existe un colectivo de personas jóvenes amantes del escepticismo, que dudan ontológicamente de lo que se afirma en el discurso político.
Según los gobernantes esta idea inclusiva del Estado, afectó a todos los oponentes políticos, claramente se puede extraer de los discurso emitidos del 2013: cuando el canciller Choquehuanca decía;  “El ser gobernados por indios es un trauma para los que comulgan con las posturas de los blancos”, “no estamos planteando volver a 1492, estamos planteando volver a nuestros caminos, donde las decisiones se toman mediante el consenso”. Idea que en la realidad externa no es así (véase los nuevos nombramientos en cargos públicos). Evo Morales en 2006 decía; “he venido luego de 500 años, para acabar con esa desigualdad, para acabar sobre todo con la discriminación, opresión donde hemos sido sometidos, como aymaras, quechuas, guaraníes. La pregunta es, ¿será así? Es claro que el gobierno tiene una cosmovisión paternalista de la política boliviana, además de utópica.
La relación Estado y Sociedad es dicotómica en Bolivia, los discursos han demostrado que son un elemento de rutina y de pintura discursiva que debe hacer obligatoriamente referencia a la universalidad de la calidad de vida en Bolivia, a la mal utilización de la descolonización. El “proceso de cambio” es el cambio del proceso, es decir; se cambió actores y algunos elementos ideológicos (por eso se habla de interculturalidad, intraculturalidad, educación comunitaria, descolonización), pero en la práctica, las formas gubernamentales siguen siendo las mismas. Por eso el vivir bien es una creación utópica, convirtiéndose en el sólo discurso y la buena intención. Muchos entes reales como ideales en Bolivia se han nutrido de buenas intenciones y de ideales utopistas.
No cabe duda que la política boliviana en sus presupuestos mantiene nociones del mundo occidental. Históricamente se debatía sobre la ley natural, “el pez grande se come al pez chico, ejemplo, el mercado (igual a desarrollo), conflicto en el que lo más fuertes sobreviven, o se salvan de ser enjuiciados. En la política boliviana no hay el enunciado, todo para el Estado, por el Estado y en el Estado, proscribiendo cualquier manifestación  independiente de la personalidad. Lo que confina al basurero, todo el imaginario social de la realidad boliviana. Por eso las impresiones son sólo subjetivas. Desde la reflexión filosófica, somos nacidos en un Estado libre, pero miembro de un gobierno soberano que puede hacer lo que quiera. Y la mayoría (sobre todo masista) cree en utopías, porque la realidad les parece increíble. Sus votos paradójicamente son como conciencias ausentes. Por eso es importante reflexionar y luchar contra este sistema perverso, lo cual desde su asunción al poder, llevó a pensar que era la única opción.



[1] Santos Diamantino es Filosofo, Antropologo y Músico cantautor, como solista tiene dos discos. En la actualidad es fundador y director del Coro Paidea, grabando dos discos.

miércoles, 4 de mayo de 2016

¿Qué SENTIDO tiene hacer análisis?


¿Qué SENTIDO tiene hacer análisis?

Siguiendo esta distinción entre las formas presentes en la  superficie discursiva y los procesos opacos en el lado de la producción, entre el síntoma y el núcleo  oculto que  le  da  origen  y  forma,  como  debemos  analizar  los  discursos,  es  decir,  entenderlos  como  síntomas,  no como espejos que necesariamente reflejan de manera transparente la realidad social, ni los pensamientos o intenciones  de  las  personas.
Al  entender  la  opacidad  llegamos  a  la justificación del análisis,  y al comprender que el discurso es una forma de acción, encontramos el sentido y el propósito del análisis.
Hay que analizar “bien” la relación entre discurso e ideología.
Pasemos de la circulación (visible, fenoménica) a la producción (no   visible, oculta) de esta expresión mediática. Los periodistas que a diario emplean esta emisión restrictiva e ideológicamente orientada, 
  • ¿lo  hacen  a  propósito?, 
  • ¿están  tomando  partido?, 
  • ¿diseminan  ideología  conscientemente?,
  • ¿optan por un sintagma nominal  en detrimento del otro a sabiendas?
No lo sabemos, eso ya forma parte de las especulaciones y sospechas que podemos tener. Sólo conocemos la acción que se realiza con el lenguaje, la que podemos examinar y analizar empíricamente, en cambio, la intención detrás del autor queda oculta.
Es aconsejable  distinguir  categóricamente  entre la intención  del  hablante  y  la  acción  de  su discurso, porque pensar en la intencionalidad de los sujetos y atribuir a sus dichos intención, implica creer en un sujeto muy racional, siempre atento y consiente de lo que dice o deja de decir, y sabemos que eso no siempre es así.
La teoría es un lente con el cual miramos la realidad, por lo mismo, sin ese lente, los textos nos parecerán desenfocados, un mar amorfo de letras, y nos perderemos o ahogaremos en él.
La teoría acompaña todo análisis pues incide en nuestro modo de enfrentar el objeto de estudio, de problematizarlo, en las categorías conceptuales y, evidentemente, en cómo mirar los textos.

Dos IDEAS PARA ANALIZAR UN TEXTO
  • Fundamental preguntarse ¿Qué BUSCO EN EL TEXTO?
  • FUNDAMENTAL es distinguir entre aquello que interesa y que NO interesa.

La lingüística crítica tiene esto:
Un modelo de análisis llamado transactivo-transformacional que intenta relacionar la organización social de la  comunidad  con  la  gramática (en  sentido  amplio)  que  ésta  emplea  y  ver  cómo  las  pautas  socialmente determinadas del lenguaje influyen en el comportamiento no lingüístico.
Su unidad de análisis es la oración, su concepción del lenguaje es funcionalista y su mirada social responde al paradigma crítico. De hecho, esta corriente británica analiza tempranamente el discurso medial y lo vincula con lo ideológico.
Gramática Sistémica Funcional.
La unidad  de  análisis  es  la  oración,  no  obstante,  sobre  esa  base  se  elabora  una interesante  y  compleja  propuesta  llamada  por  algunos  “contextualismo  británico”  que  propone  vínculos entre texto y contexto.
Para eso se distinguen tres dimensiones de todo contexto situacional (campo, modo y tenor) las que se ponen en relación con tres meta-funciones del lenguaje (función ideativa, interpersonal e informativa);  cada  una  de  estas  funciones  se  expresan  gramaticalmente  y,  por  lo  mismo,  pueden  ser descritas mediante recursos lingüísticos como la modalización, agencialidad, tópico y comento, etc.
Tres niveles de análisis:
  • el análisis textual,
  • el de la práctica discursiva
  • y el de la práctica social.
El primero de carácter descriptivo, el segundo interpretativo y el tercero explicativo.
Para ello propone siete categorías de análisis, entre las cuales destaca la intertextualidad que, como  el  mismo Fairclough señala, es  la propiedad de los textos de estar constituidos con fragmentos de otros textos.
Sayago (2007), propone un  Análisis del Discurso  de  cuatro  niveles:
1)     textual,
2)      discursivo,
3)     acción  social
4)     y  estructura social.
Toda investigación que contemple el análisis discursivo y que quiera enfrentarse exitosamente a la interpretación sígnica, debe mostrar siempre una  coherencia  rigurosa  entre:
  • categorías  conceptuales,
  •  categorías  discursivas
  • categorías lingüísticas/semióticas
  • y  recursos  gramaticales  de  base.

miércoles, 27 de enero de 2016

DISCURSO O REALIDAD EN EL MANEJO DEL PODER POLITICO EN BOLIVIA


DISCURSO O REALIDAD EN EL MANEJO DEL PODER POLITICO EN BOLIVIA
Por Santos Diamantino[1]
El 22 de enero del 2016 el Vicepresidente del Estado plurinacional de Bolivia, decía: “… hace 10 años asumíamos la presidencia y la vicepresidencia, era un momento victorioso de una oleada revolucionaria de indígenas, obreros, campesinos, vecinos y jóvenes que habían impedido la privatización del agua el año 2000, gente que impidió la exportación del gas a Chile y de este a Estados Unidos.” Sin embargo, en la realidad ¿esto es así? ¿Será que Álvaro García Linera fue parte de estos momentos que él menciona como parte de la victoria de los pueblos indígenas que viven en la ciudad y en el campo, o, será que él miraba desde las aulas universitarias, oyendo y viendo desde los medios de comunicación? ¿No será que la victoria es sólo del pueblo y no de los que ahora están en el país, y se atribuyen este merito, diciendo que nos representan?
Posterior a esto, el vicepresidente se atribuye la recuperación de recursos naturales, no obstante si vamos a las fronteras del país, sobre todo a la amazonia. Se puede observar una oleada de migración externa que está extrayendo y degustando de recursos naturales del país. ¿Entonces se recupera o se pierde recursos naturales? porque una cosa es en el papel y otra estar en el lugar y fijarse que esto sea así.
Después se jactan de impulsar la Asamblea Constituyente del Estado. Sin embargo este ya fue un proyecto indianista y katarista proyectado al finalizar los años 70. Además este proceso si veía venir si o si: Las nuevas generaciones gozamos de tecnologías que nos permiten comunicarnos y aprender todo el tiempo. No hay gente que quiera quedarse en el anonimato sin decir lo que piensa, no hay gente que quiera ser negada y abusada en la actualidad. El ejemplo son las ferias que existen en las principales ciudades del país. El boliviano, o el aymara que vive en la ciudad o en el campo ya no se calla, ni se queda en el anonimato. La realidad ha cambiado, ya no es época en la que el aymara, quechua, guaraní u otros indígenas se quede en el campo a labrar su tierra. Este nuevo indígena conoce, tiene su auto, su casa, negocios por todo el país, sabe cómo funciona la economía.
El boliviano de este siglo quiere vivir mejor (tangencialmente) no vivir bien (mundo ideal), sus ansias de estar mejor no tiene límites. Si sólo mencionamos los problemas de medio ambiente que maneja la estructura de gobierno, se percibe que están equivocados frente a la realidad. Una cosa es ir un rato a inaugurar obras a un pueblo y otra quedarse por lo menos una semana y conocer lo que esa persona vive y siente en el lugar. En el campo no existe el derecho de la naturaleza, sino, el cómo va sobrevivir el ser humano. Las ideas que se expresan en los papeles que firma el presidente se quedan en el papel. El sólo hecho de aseverar la regulación del comportamiento humano es idealista y romántica, porque controlar al ser humano es imposible.
La lógica postmoderna del aymara y quechua que se ha formado y vive en las ciudades como en los campos es, usar sin restituir, hay una lógica individual. Los mismos inventos tecnológicos han fomentado esto, hay cierta egolatría consumista, es decir; La naturaleza y las especies vivientes son objetos con dueños o simples recursos naturales. La naturaleza es reconocida en tanto su utilidad (ganancia y consumo). Con todo esto ¿Quién libera a la naturaleza de tan natural esclavitud? ¿Un gobierno supuestamente indigenista-pachamamista? Además que es un gobierno que cosifica a la naturaleza al decir que se “recuperó los recursos naturales”. La naturaleza no es un ente dominable, más bien somos presa de su dominación natural. Por eso es importante reconceptualizar muchas ideas en la estructura del gobierno, con ideas reales, no idealistas.
Un tercer logró según Álvaro García Linera es, que el gobierno sea “indígena obrero campesino popular.” Si nos remontásemos a las ideas de identidad, ninguna de estas se cumplen en la estructura, aunque el tema no establece algo definitorio. Pero ¿es la identidad, todavía en estos tiempos post- modernos, un tema de interés para la gente que vive en los campos como en las ciudades? ¿Ellos sabrán sobre los arduos debates que se da en la ciudad, en la academia, en la estructura del gobierno sobre la identidad? ¿Cómo construyeron su concepto de identidad para decir que el gobierno es indígena obrero campesino y popular? preguntas que aún se mantienen en el imaginario de los que degustamos de estos temas.
Otra de las frases que lanzó el vicepresidente fue que el gobierno “puso fin al Estado neoliberal y colonial vigente”. Sobre este punto alguna reflexión política filosófica. Es verdad que en la actualidad la discusión sigue dividida (izquierda y derecha), una política que aún se basa en los acontecimientos de la revolución industrial, donde la explotación laboral era abusiva y brutal, que obreros trabajaban por una cantidad de dinero sin descanso. De donde surge un movimiento que hoy se conoce como la izquierda política, quien acuña dos corrientes políticas, el comunismo y el socialismo, la primera busca suprimir la explotación laboral y la del empresario; la segunda permite la figura del empresario imponiendo restricciones tales que no pudiera explotar a sus trabajadores. Su objetivo es que la clase baja no sea subyugada por la clase alta, de ahí parte la izquierda. Es esta la caracterización, sin embargo ¿es esto así en el país, la realidad es esta? Porque los adeptos al partido de gobierno se hacen decir de izquierda.
La derecha política tiene dos corrientes, la conservadora y la capitalista liberal. La primera impone una doctrina moral y patriótica, tiene ideas que para los jóvenes son muy cuadradas, disciplinadas, rompiendo la pluralidad y la conducta individual. La política liberal capitalista propone el libre mercado, lo cual se traduce en que la empresa privada sea el principal motor de la sociedad, porque es sabido que cuanto más ganen lo señores, mejor comen y visten sus empleados. Sus políticas son económicas, beneficia a los empresarios, independientemente si son pequeños o grandes. Al respecto Karl Kraus decía; “la ley básica del capitalismo es tú o yo, no tú y yo”. En el capitalismo no hay un equilibrio justo, porque se busca beneficio de pocos. José Luis Sampedro decía; “Una sociedad que sustituye bienestar por beneficio es el exponente de una sociedad en grave decadencia”. Por eso es que la empresa privada no puede ser el principal motor de la sociedad. No obstante ¿Qué ocurre en Bolivia? ¿se suprimió este tipo de políticas yoyistas?
El vicepresidente afirmó que “los indígenas votaron por sí mismos, los humildes votaron por sí mismos, los trabajadores votaron por sí mismos, que es un programa de poder hecho por ellos mismos y con ello, lo que fue posible el 500 años al fin sucedió”. Sin embargo, la nueva inteligencia citadina que viene del campo, no se traga este cuento, “mientras más lean las ovejas, más negras se pondrán” dice el dicho. La juventud tiene conciencia, es un ser que se informa es un ser humano libre, tiene conciencia de que no es así. Sabe que se coimea a líderes indígenas, campesinos y obreros, para que sus afiliados a sindicatos, asociaciones, federaciones y confederaciones voten por el que tiene el poder, si este no lo hace este es castigado de diversas maneras.
Esa es otra forma de hacer política barata, y discursear bonito en el palco. Un gobierno que asevera que es un país democrático, pero acalla voces de periodistas, de dirigentes, de gente que piensa distinto. Para la reflexión, un país, cuyo gobierno apalea ciudadanos para silenciar su voz no es un país democrático. Medios de comunicación que se ven determinados por el apoyo económico que da el Estado, no es democrático. Noam Chonsky decía, “el propósito de los medios masivos no es tanto informar sobre lo que sucede, sino más bien dar forma a la opinión publica de acuerdo a las agendas del poder corporativo y dominante.” Y de alguna manera esta idea se ve reflejada en el país.
Estas ideas se deben considerar, no se pueden olvidar, acciones como lo del TIPNIS, una policía deteriorada, una justicia manipulada, medios sometidos al poder. Hay que reflexionar en estos tiempos de manera seria, no apasionadamente, porque el pueblo que olvida su historia está condenado a repetir desgracias.




[1] Filosofo, Antropologo y músico- cantautor.