domingo, 18 de mayo de 2025

Bolivia y la fanfarronería de los Modelos Políticos.

        



Santos Diamantino

        Bolivia siempre estuvo envuelta en ideologías coyunturales, por eso la relación Estado y sociedad a lo largo de su historia es conflictiva y caótica. Movimientos, agrupaciones sociales y culturales en cierto periodo de la historia presentaron modelos de desarrollo y de organización política, convirtiéndose la misma en una alternativa o en un modelo a seguir, misma que tiene la intención de hacer pensar y creer que vas a “vivir mejor” si la aceptas. 


El discurso de estos paradigmas es;


“Usted estará mejor, usted vivirá mejor, usted tendrá mejores posibilidades de ingreso y de vida con nosotros”


“Nosotros somos la mejor opción para usted por eso vote por nosotros”. 


Bertrand Russell advirtió en 1959, “no podría haber una razón práctica para creer en lo que no es verdad. Algo es verdad o no lo es; si es verdad, debes creerlo y si no, no debes creerlo, y si no sabes si es verdad o no, deberías posponer tu opinión. Me parece fundamentalmente deshonesto y dañino para la integridad intelectual, creer en algo sólo porque te beneficia y no porque pienses que es verdad.”


La idea es corroborar todo lo que se escupe en el discurso político. El objetivo de estas ideologías coyunturales es hacer creer al pueblo boliviano, que están diciendo la verdad, por eso se consideran la mejor alternativa. Y lo peligroso es que toman al ser humano como el asidero de ofertas y demandas, implícitamente el ser humano se convierte en cosa, llegando a ser un medio para alcanzar un fin ideológico. 


Inmanuel Kant decía que los seres humanos merecen un trato especial y digno que posibilite su desarrollo como personas. El hombre es un fin en sí mismo, no un medio para uso de otros individuos. Las ideologías coyunturales utilizan al ser humano como un medio, no ven el valor absoluto de su existencia, en ese sentido las propuestas que se manifiestan en el imaginario político, no consideran el respeto moral por la sociedad, menos la dignidad humana porque tienden a cosificar al ser humano. Algo inevitable si uno deja de lado la reflexión.


Lo paradójico de estas ideologías coyunturales es que suponen tener conocimiento sobre lo que es bueno para un país y es más aseguran de que la misma funcionará. Sin embargo, pensar en cómo conducir un automóvil no implica en absoluto saber conducir. Lo pensado sólo se queda en la mente y no en el hecho, y lo sabemos que es lo curioso pero no queremos entender.  Hasta el momento el efecto de estas propuestas fueron la decepción del pueblo, porque se apoyan propuestas que a veces caen en el narcisismo del líder. 

Las amistades de este tipo siempre pretenden sacar algo de estas relaciones. Por eso no dudan en manipular a sus amigos para alcanzar sus metas, por eso necesitamos oírnos entre nosotros y reflexionar más.


Muchas de estas alternativas que han logrado consolidarse han pospuesto transformaciones reales. Pero generaron violencia social y confrontación política, porque en ese ambiente está presente el narcisismo político de algunos “líderes”. 


El punto es qué tanto uno les cree. 


Lo fundamental de este momento es poner en tela de juicio lo que tratan de hacernos creer y pensar estos modelos políticos. No es recomendable hacer pasar por verdad algo que no va ocurrir, hay que poner en debate toda propuesta, ya que no existe un pilar que no tenga agujeros ni puntos flojos. El precio de no cuestionar una propuesta política, de dar todo por válido, termina en ficción y decepción. Bolivia necesita de personas que cuestionen y reflexionen. No un país adormecido por ideologías políticas que buscan el poder.