Y si puede dudarse de que un carácter noble sea siempre más feliz por su nobleza, no cabe duda de que hace más felices a los demás, y que el mundo en general gana inmensamente con ello. El utilitarismo, por tanto, sólo podría alcanzar su fin con el cultivo general de la nobleza de carácter, si cada individuo se beneficiara solamente de la nobleza de los otros, y la suya propia, en lo que a la felicidad concierne, fuera una pura consecuencia del beneficio.
John Stuart Mill, El utilitarismo.
PROLOGO DEL DOCTOR JAIME MARTINEZ
Santos
Diamantino es licenciado en filosofía, y, como tal, quiere contribuir con su
propio pensamiento a la afanosa búsqueda de la verdad, o responderse a sí mismo
por el motivo de la presencia del hombre
en el mundo y saber el motivo por el que ha venido. Problemas tan antiguos como
el mismo hombre, pero, que a medida que se añejan en el tiempo, con el
pensamiento de célebres filósofos se vuelven un licor que los hombres de
pensamiento quieren probar una y otra vez, para ver, si al final encuentran una
respuesta adecuada que les ilumine el sendero vital de la propia existencia.
Con ese interés, Santos Diamantino se introduce en la obra de John Stuart Mill,
de allí toma una porción de su pensamiento: el o los fundamentos éticos del
utilitarismo de este filósofo, y los analiza a la luz de su propia convicción
filosófica.
¿Hay
un fundamento ético en esa obra? Santos Diamantino nos da algunas bases del
utilitarismo: dice que se origina en el impulso que siente el ser humano por
encontrar la felicidad, para lo cual se vuelca sobre sí mismo en busca de lo
valioso que le sirva de apoyo en el camino de su vida, es decir, busca lo útil,
lo inmediato importante para él. La pregunta, en este caso, es: ¿El hombre
puede encontrar la felicidad? La
respuesta es un sí. Se lo puede encontrar en el placer individual pues la
felicidad es la ausencia de dolor y la presencia del placer en una persona.
Esto es lo positivo, lo útil, tratar de tener una vida lo más placentera
posible; es, pues buscar lo útil inmediato, lo que me sirve aquí y ahora; lo
que no sirve para la felicidad no merece atención alguna. Lo bueno es lo que se
desea y es agradable cuando es poseído. Pero en Stuart Mill no termina ahí la
tarea del hombre en la vida, sino, que quiere extender esa felicidad a los
demás, ponerla al alcance de todos, puesto que el ser humano encontrará su
felicidad lo más completamente posible al establecer una armonía entre el
placer y la felicidad individual con la armonía pública, con y en la felicidad
social del hombre en el mundo. De ahí nace el utilitarismo individualista con
tinte social.
Ese
postulado ha dado origen a la sociedad capitalista, ha generado el avance
tecnológico porque es necesario establecer un mundo feliz al alcance de todos.
La tecnología utilizada individual y utilitariamente por el empresario, para
conseguir ganancias se extiende al grupo humano en general, al darle productos
fabricados en serie, a menor precio, haciendo que la vida se le vuelva más
fácil y más confortable, con ganancia para el individuo que invierte su capital
en la tecnología, y con ganancia para el consumidor que tiene mejor calidad de
vida, teóricamente, a bajo costo. De esta manera el individualismo utilitarista
se disfraza de ser generoso para la sociedad, ocultando que, en realidad,
considera al hombre no como persona, sino como una cifra en el balance de ganancias
y pérdidas de su afán de ganancias a ultranza Por eso no vacila en sacrificar
al ser humano al cerrarle sus horizontes vitales en los lindes de este mundo;
lo enceguece al mundo espiritual, le
limita, y aún, le corta la trascendía, la capacidad de encontrar la verdad y lo
restringe al tiempo humano. Su postulado es: la felicidad comienza con el
nacimiento y termina con la muerte, fin total de la realidad existencial.
Frente
a ese postulado, Santos Diamantino opone el Sermón de la Montaña, conocido
también como las bienaventuranzas. Pensamiento diametralmente opuesto al
anterior, pues si el utilitarismo reduce al hombre a su propia esfera y lo
limita en sí mismo; el cristianismo postula que el ser humano es trascendente,
por lo tanto abierto al otro y a lo otro. Se abre a lo otro con su hambre de
conocimiento del mundo y cuanto esté fuera de su propia persona, es decir, es
un ser con vocación de buscador de la verdad; se abre al otro comenzando por el
otro por excelencia, que es Dios; quien lo atrae con fuerza para que se enlace
con el otro hombre, con su prójimo, para, juntos, hacerse más humanos, y en
esta labor, conseguir hasta donde se pueda la verdad y la justicia,
especialmente la justicia social. Por tanto no puede quedarse encerrado en los
límites de su yo sino abrirse al nosotros.
Santos
Diamantino nos dice que el hombre está dotado de libertad, con la cual acepta o
rechaza valores ajenos; y, en el ámbito de la Bienaventuranzas el pobre es rico
en espíritu; mientras el rico es pobre en espíritu. Nuestro autor afirma “La
libertad hace del hombre un sujeto moral y sus fuentes son el objeto elegido,
la intención y las circunstancias de la acción”. Por lo tanto plantea una moral
y una ética objetiva, donde el individuo se subordina a la ley moral, porque
ésta es la brújula que nos orienta hacia el
objetivo del bien fundamental de
toda existencia: Dios, quien nos quiere ver felices, mandando que construyamos
la felicidad del otro paralelamente a la nuestra; para ello hay que utilizar
libremente el acto humano orientándolo hacia el amor, que, por sí mismo es una
apertura del yo al tú, ya que lo cobija en el corazón. Por eso en el amor muere
el egoísmo.
Santos
Diamantino hace algunos reparos al pensamiento de Stuart Mil, basándose en
Marcel Mauss, como no hablar de la reciprocidad, principio utilitario generador
de sistemas de relación “(…) que ha surgido de la necesidad de sentirse
seguros, genera progreso que relaciona la fuerza humana en solidaridad
utilitaria, y da importancia al otro.” Lo hace con el intercambio de bienes y
servicios, en un tácito contrato de yo
te doy, tú me devuelves.
Estamos
ante un libro que nos introduce en una parte del pensamiento de John Stuart
Mill con la contribución de un joven pensador, que quiere lanzarse al aire con las
alas recién estrenadas.
Jaime Martínez Salguero
Miembro de la Academia
Boliviana de la Lengua.
Poeta, Novelista,
Cuentista y Ensayista.
La
Paz, viernes 08 de mayo 2015
Link para la descarga del documento:
https://drive.google.com/file/d/15oFL2XhPX1DJ-d_RQYTDM-PHL81XYAJA/view?usp=drivesdk
https://www.academia.edu/45068857/EL_FUNDAMENTO_%C3%89TICO_DEL_UTILITARISMO_DE_JOHN_STUART_MILL
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