domingo, 20 de septiembre de 2020

El surgimiento cultural de la tecnofilia

 


Por Santos Diamantino[1]

 

Para mí el conocimiento es una fotografía de un momento de la realidad individual, con el tiempo está se ve fortalecida por el aprendizaje que uno va adquiriendo y fortaleciendo según su vivencia. El momento refleja que tenemos problemas en todo nivel, a consecuencia de la emergencia sanitaria ocasionada por la pandemia COVID-19. Una de las áreas más afectadas en la sociedad es la educación, lo que motiva a preguntarse ¿cuál es la fotografía mental que mejor refleja la situación del país en el tema educativo en este momento?

Lo primero que sale a la luz son las grandes desigualdades, no solo sociales y económicas sino de conectividad, de equipos de trabajo, educación, de bagaje cultural que uno pueda poseer. Frente a ello, uno se pregunta ¿estábamos preparados para esta situación? Es mas ¿los bolivianos estamos preparados para trabajar en modo virtual como requiere el momento? ¿Los bolivianos podemos vivir sin contacto humano?

Poniendo en escala de valores a las Tecnologías de la Información y Comunicación TICs o a esta “nueva” forma de interactuar, siempre fue un accesorio complementario en la educación presencial, se la tomó como algo más que había que saber, como un “por si acaso más aprenderé”. La emergencia sanitaria ocasionada por la pandemia introdujo la virtualidad como una necesidad socio-cultural, y además, la población está obligado adaptarse a estos cambios culturales por distintos motivos que la situación amerita. Por ejemplo, los espacios de la casa se han convertido en salas educativas, el aislamiento obligó a trasladar la relación profesor-estudiante a través de una pantalla. También puede verse profesores intentando llevar calma a los estudiantes por este cambio de espacios. La frase que enmarca el recuadro de esta fotografía es “Todos estamos aprendiendo”. Algunos dirán, “a unos les cuesta más que a otros por eso tardo más”.

Es un hecho que el trabajo recae sobre el profesor porque tiene que ver formas de cómo llegar al estudiante a través de las TICs. No se puede negar que hay muchos recursos en la red, la pregunta es ¿Cuántos saben manejar estos recursos técnicos? Por eso lo de cambios culturales, hay que tomar en cuenta que los profesores han pasado de la modalidad presencial a la modalidad online. Claro, el reto será que el profesor tiene a largo plazo es humanizar el aula virtual para que cuando se vuelva a la modalidad presencial se sepa qué se hizo, qué hubo detrás de una pantalla, qué no percibe el estudiante que hay detrás de estas TICs.

Gracias a este cambio cultural hoy en día se reconoce la importancia del vínculo docente y estudiante en el aula, lo que parecía ser rutinario y aburrido es lo que ahora se valora. El punto es, que esto no debe quedarse en la maximización de un valor, sino debe cuestionarse el cómo hemos venido haciendo las cosas para cambiar los males de la educación en Bolivia.

Con el desarrollo de las Tecnologías de la Información y Comunicación TICs, se han acortado por ejemplo tiempo y distancia, se ha generado una nueva cultura en la educación, organizando espacios flexibles e interactivos los cuales superen obstáculos de espacio y tiempo. En ese sentido el estudiante se convierte en el responsable de gestionar su proceso formativo y marcar su ritmo de aprendizaje, el éxito depende de él mismo, por eso el título “cultura emergente”.

El profesor y el estudiante se convierten en protagonistas. Ahora, para que esto funcione debe haber cuatro componentes que creo son fundamentales: flexibilidad, cooperación, personalización e interactividad entre ellos. Esto viabilizará el método de enseñanza en la educación virtual que es la autoformación, es flexible, interactivo e independiente. El estudiante se convierte en el centro del proceso.

En Bolivia es importante la educación virtual porque forma al estudiante en la responsabilidad consigo mismo, esto porque se debe desenvolver de forma autónoma, estudiar a su propio ritmo, de acuerdo con el ambiente en que se desenvuelve. El profesor se convierte en un facilitador de ambientes de aprendizaje. La educación virtual facilita a los estudiantes el acceso a programas académicos, al mismo tiempo centra su atención en el aprendizaje colaborativo y los trabajos, debates, asesorías que se realizan mediante estas plataformas virtuales.

Ahora, el tema es cómo se está encarando en las unidades educativas de Bolivia el uso de herramientas virtuales de parte de nuestros profesores, cómo están revisando y llevando a cabo sus programas de avance tomando en cuenta las capacidades de cada estudiante, cómo se está haciendo el seguimiento del proceso de formación, que instrumentos concretos usa y evalúa para su desarrollo, cómo participan padres de familia en este proceso de aprendizaje. Cuestiones que aún no se han diagnosticado y merecen análisis y soluciones de parte de los encargados de la educación en Bolivia.

No es conveniente quedarnos en la disconformidad de que no existen las herramientas, porque es una obligación personal como de todo el país entrar en una educación virtual. Debemos tomar en cuenta que este siglo compromete al país a una transformación productiva que llegue a todos los rincones de Bolivia para dejar de hablar de desigualdad. Para ello es necesario desarrollar modelos pedagógicos basados en estas TICs y para que surja hay un reto que es muy complejo trabajar como país, “convencernos de que podemos como académicos, docentes, estudiantes, pueblos indígenas, etc.” es necesario el cambio de pensamiento, desde el que dirige hasta el último estudiante o padre de familia.

La educación virtual como nueva cultura emergente que piensa a través de una pantalla, se autoforma, es autodidacta, existe más esfuerzo del estudiante por entender y aprender una idea, lo que no justifica el desmerecimiento de la educación virtual por algunos sectores que aún se resisten en aplicarlas. Por eso la educación virtual no tiene nada que envidiar a la educación presencial, porque la responsabilidad recae en el estudiante.

Con todo ello el problema se centra en los centros educativos quienes deben dar a conocer su Plan, sus estrategias que van usar para llegar a todo su plantel estudiantil, ya que son los responsables de formar a futuros profesionales de la nación. Una institución educativa no debe terminar en sus cuatro paredes y en el timbre de recreo o salida, debe analizar la situación del estudiante, si tienen los recursos necesarios para responder a esta situación, y si no lo tienen ver las formas de llegar al estudiante con soluciones, se debe ir contra el conformismo que tanto daño a hecho a este país.

El conformismo influencia en el ser humano modificando su forma de pensar, más aun cuando el mismo se adapta a un grupo que no quiere crecer, sino conformarse con poco. Creo es tiempo de pasar a las propuestas y de cambiar de mentalidad para mejorar la educación de cada uno, sobre todo en el área rural, ya que es donde más se presentan problemas como ser de calendario académico, acceso a internet, no tener dispositivos que permitan navegar, problemas que muestran la brecha digital entre el área rural y el área urbana. Pero es un tema que requiere de soluciones inmediatas de un padre del saber, y para ello el más cualificado es el profesor quien debe ver los mecanismos de solución.

Finalmente, el problema de la brecha digital es un tema que necesita de propuestas, es un tema serio que requiere de soluciones reales que ayuden a caminar, no que solucionen un momento (hago referencia a los bonos). Importante es enseñar a caminar al estudiante que darle todo fácil o hecho. Esta cultura que está surgiendo tiene un “chip” que se adelanta a los tiempos venideros, es rápido e inteligente, requiere de más preparación y competitividad, no está en sus planes el conformismo, sino la autoformación. Por eso es importante generar propuestas que abran la mente, propuestas que nos hagan aprender a preguntar que quedarnos con respuestas “sabias”



[1] Filósofo y antropólogo. 


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