ANÍBAL BARCA (247-183 a.C.).
Aníbal es considerado uno de los genios militares más grandes de toda la historia. Este cartaginés, hijo de Amílcar Barca, a la muerte de su padre y de su cuñado Asdrúbal, asumió el mando del ejército de Cartago y decidió atacar Roma, sitiando y rindiendo primero a la ciudad íbera de Sagunto, aliada de los romanos, para de ahí proseguir su destino a través del Ebro, y de los Pirineos. Cruzó el rio Ródano a nado, junto con su caballería, yendo los soldados sobre odres inflados y transportando elefantes en una gran balsa cubierta de tierra.
Una de las hazañas de Aníbal, la más notable quizá y criticada siglos después por Napoleón Bonaparte, fue aquella conducción de su ejército por 15 días a través de los Alpes y sus cimas, bajo condiciones climáticas totalmente adversas y que le costó perder más de la mitad de sus hombres (se cree que Aníbal llegó a juntar unos 60,000 hombres, contando 6 mil jinetes y 40 elefantes, incluyendo a muchos galos que se le unieron durante la travesía) entre ataques de montañeses, enfermedades, arrastres masivos por torrentes o despeñados. El descenso de las montañas hacia el Valle del Pó pudo ocurrir por un sitio llamado hoy Pequeño San Bernardo o por el monte Genevre, para lo que fue necesario abrirse camino partiendo rocas, para que sus elefantes pudieran pasar.
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