lunes, 8 de julio de 2013

Un reclamo filosofico


Usar sin restituir

 

Santos Diamantino[1]

Julio 2013

 

El siglo XXI nos presenta un problema ineludible, un problema que fue causado por la misma racionalidad humana. Nuestras ansías de estar mejor no tuvo, ni tiene límite. No podemos medir los problemas que se darán a largo plazo en pueblos como en ciudades, y ese problema es el tema ambiental. Es por eso que muchos especialistas en políticas ambientales creen que es conveniente hablar del derecho de la naturaleza, trabajo que es propio de la justicia ambiental. Según el objetivo de estas políticas, es fundamental regular el comportamiento humano, para parar la depredación de la naturaleza. No obstante, el sistema político en el cual se ve inmerso nuestro país, no toma en cuenta estos aspectos, no ve con buenos ojos a los planteamientos de política ambiental. El objetivo de ese tipo de racionalidad es seguir fomentando al espíritu depredador, por eso se justifica y se tolera los daños ambientales que se dan en los pueblos alejados de la ciudad.

La lógica postmoderna es usar sin restituir, es decir; el remedio ambiental se enfoca en restituir a la persona o comunidad aquello que usaba del ecosistema y de ninguna manera en recuperar el sistema natural en sí mismo. El siglo XXI aún muestra rastros del mercantilismo, un razonamiento que no piensa en el medio ambiente sino en cómo seguir produciendo, sin pensar en lo contaminante que pueden ser los efectos industriales. Hay cierta egolatría consumista, es decir; La naturaleza y las especies vivientes son objetos con dueños o simples recursos naturales. La naturaleza es reconocida en tanto su utilidad (ganancia y consumo). Con todo esto ¿Quién libera a la naturaleza de tan natural esclavitud?

Para liberar a la Naturaleza de esta condición de sujeto/objeto sin derechos o de simple objeto de propiedad, es necesario hacer un esfuerzo político que reconozca que la naturaleza es sujeto de derechos. El modelo occidental de desarrollo resulta imposible repetir, y además será insostenible en poco tiempo en los mismos países industrializados. Este modo de pensar no es intergeneracional ni internacionalmente viable. La noción de desarrollo de estas políticas, no apuntan a un buen desarrollo sino a un mal desarrollo, dirigiendo a otros a la misma catástrofe.

No es razonable seguir este tipo de mentalidad, la naturaleza no es un ente dominable, ya que pronto seremos presa de la misma dominación. Los territorios no son canasta de recursos. No puede ser acumulación igual a destrucción de la naturaleza. Nosotros como seres humanos debemos reconceptualizar, la noción de naturaleza. Hay que impulsar nuevas respuesta a las nuevas necesidades que tenemos como humanos. Respuestas que contengan el compromiso con la vida del futuro. Para eso hay que coordinar los procesos productivos con los límites y demandas ambientales, exigiendo respuestas locales, pensadas e interrelacionadas globalmente. Por eso el ser humano no puede vivir al margen de la naturaleza, porque es parte de ella.

 

 

 

 



[1] Lic. En Filosofía (UMSA), estudiante de Antropología y Músico Cantautor.

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